¿Te has preguntado alguna vez si existe un récord Guinness tan absurdo o surrealista que solo podría romperse por un fallo garrafal? Prepárate para sumergirte en el mundo de las marcas deportivas más descabelladas, esas que intrigan a propios y extraños y hacen pensar: ¿en serio alguien ganó fama por esto? En esta edición de “Flipadas del Deporte / Récords surrealistas”, te contaré sobre un récord tan ridículo y accidental que parece salido de una película cómica… porque, de hecho, solo se puede romper ¡por error!
El récord Guinness más disparatado: Una historia digna de comedia
Antes de desvelar el protagonista de hoy, pongámonos en situación. Los récords Guinness existen para certificar auténticas hazañas, pero también están repletos de logros extravagantes que solo pueden deberse a una chispa de locura —o a un accidente afortunado. Entre maratones de salto, lanzamientos de tartas o carreras de sacos, ciertos récords existen solo porque alguien cometió una pifia épica… y se la apuntaron como hazaña.
¿Por qué los récords Guinness nos fascinan?
El magnetismo irrefrenable de estos récords se debe, en parte, a su carácter imprevisible. Son la prueba viviente de que cualquiera de nosotros, incluso tú, lector curioso, podrías entrar en el libro más famoso del mundo… ¡a veces casi sin darte cuenta!
El récord surrealista que solo se puede batir por error
Ha habido récords de lo más variopintos, como el mayor número de camisetas puestas a la vez o el bocadillo más largo del mundo, pero el que protagoniza este artículo es célebre por su carácter casi imposible (y un tanto absurdo) de superar: la mayor marca de autogol en un solo partido de fútbol.
¿Cómo se logró semejante marca?
Este récord insólito tuvo lugar en Madagascar en 2002, durante un partido entre el AS Adema y el Stade Olympique de l’Emyrne (SOE). El equipo del SOE, enfadado con una decisión arbitral polémica anterior, tomó una decisión radical: ¡marcarse 149 autogoles consecutivos! Así, el marcador final fue 149-0, pero, ojo, todos los goles excepto el primero fueron anotados a propósito por el propio equipo “victima”.
Esta hazaña no solo es legendaria por su puntuación, sino porque… honestamente, ¿quién quisiera superar semejante récord de errores consecutivos en su portería? La realidad es que para batirlo habría que cometer un despiste gigantesco o, peor aún, confundir la portería durante todo el partido. ¡Literalmente parece imposible romperlo sin quererlo!
¿Por qué nadie quiere romper un récord así?
Mientras que muchos buscan entrar en el Guinness por habilidades sobrehumanas o entrenamientos extremos, batir el récord de autogoles solo puede ser motivado por el despiste absoluto o una protesta masiva. Es un récord que, lejos de inspirar respeto, arranca carcajadas y memes por toda la red.
Otros récords que preferirías NO superar
- El mayor número de caídas en una competición de patinaje
- El tiempo más largo sin marcar un gol en el fútbol profesional
- El lanzamiento más corto en un concurso de jabalina
Todos estos récords tienen algo en común: no son ejemplos de gloria… sino de momentos que uno querría olvidar. Si quieres ver otros casos surrealistas, te recomiendo leer este artículo divertidísimo de Marca de Gol sobre las anécdotas más locas del fútbol internacional.
¿Por qué la gente sigue rompiendo récords Guinness si no hay recompensa?
Muchos creen que romper un récord Guinness trae consigo grandes premios en metálico… pero la realidad es otra: la mayoría de veces la organización no paga, ni hay medallas, ni rangos de nobleza. Entonces, ¿qué motiva a miles de personas a hacer el ridículo mundialmente solo por inscribir su nombre en un libro?
Este entretenido vídeo te contará las 5 razones por las que tú deberías romper un récord Guinness. ¿Y si la organización no paga dinero? Te sorprenderá saber que la mayoría de las veces lo hacen por la fama, por el reto personal, por una buena causa, para aparecer en los medios, o simplemente… ¡por las ganas de ser diferentes!
El afán de entrar en los libros
No importa que el mérito sea correr vestido de dinosaurio, correr hacia atrás o, sí, marcar todos los goles en propia meta: solo importa que el nombre figure en las páginas del famoso libro. La notoriedad, las redes sociales y la ilusión de “ser historia” mueven a la gente a buscar los récords más insólitos, por muy vergonzosos que sean.
¿Podríamos ver pronto otro récord surrealista batido?
El mundo evoluciona y las ocurrencias se multiplican. Quizá el año que viene nos sorprenda con el “mayor número de selfies en una maratón”, “el partido de tenis más lento de la historia” o “la hinchada más numerosa de cabras disfrazadas”. En una era hiperconectada, las fronteras de lo surrealista siguen expandiéndose… ¡y los despistes pueden ser épicos!
Si buscas más inspiración y risas con récords imposibles (y algunos incluso útiles), échale un ojo al blog de Yo Fui a EGB, que recopila historias tan locas como la que te acabamos de contar.
¿Y tú, romperías un récord por error?
¿Te atreverías a pasar a la historia por una metedura de pata épica? Solo los más osados aspiran a los récords heroicos, pero para batir algunos de estos, bastaría con un instante de confusión. Sea como sea, los Guinness más surrealistas nos recuerdan que la gloria (o el sonrojo) nos puede esperar a la vuelta de la esquina… ¡y siempre valdrá la pena contarlo!
Si te han divertido estas historias, ¡no te pierdas el resto de nuestras “Flipadas del Deporte”! Sigue explorando el blog para descubrir récords tan locos como el del partido de los 149 autogoles… ¡pero no lo intentes en casa!

