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El experimento del ascensor que confundió a todos

¿Quién diría que un simple ascensor (o “elevador”, como le llaman en algunos países) podía convertirse en el escenario de uno de los experimentos más extravagantes de la psicología? Hoy te invitamos a descubrir el fascinante y absurdo experimento del ascensor: una travesura científica que sigue sorprendiendo a expertos… y confundiendo a quienes no conocen la historia. ¿Te atreves a presionar el botón de la curiosidad? ¡Sube con nosotros!

El día que el ascensor se convirtió en laboratorio

Imagínate: entras en un ascensor. Todo parece normal, hasta que notas que los otros pasajeros, entre extraños y sincronizados, hacen cosas… raras. ¿Te atreverías a desafiar la norma y actuar diferente? De eso trata este célebre experimento que, aunque parece una broma de cámara oculta, revela grandes verdades sobre el comportamiento humano.

La inspiración: El estudio de Asch y la presión social

Antes de los ascensores, el psicólogo Solomon Asch ya había demostrado que la presión de grupo podía hacer que la gente dudara hasta de lo que ve con sus propios ojos. Su experimento de líneas mostró cómo un grupo puede influir en nuestras decisiones más simples… y ridículas. Inspirados por este fenómeno, otros científicos decidieron llevar la conformidad a nuevos territorios, ¡como el reducido espacio de un elevador!

El experimento del ascensor: el teatro de lo absurdo

El famoso “Experimento del Ascensor” fue llevado a cabo por el programa de televisión “Candid Camera” en los años 60, y más tarde replicado en innumerables proyectos de psicología social. La clave era simple: llenar un ascensor con actores que, de repente, comenzaban a hacer algo absurdo —girar todos hacia la pared, quitarse el sombrero simultáneamente o mirar hacia una esquina— y ver cómo reaccionaba un sujeto desprevenido.

¿Por qué hacemos lo que hacen los demás?

¿Te has preguntado por qué tienes la reacción automática de mirar al cielo si ves a otros hacerlo? El ascensor sirve como un laboratorio perfecto de conformidad social porque es un entorno cerrado, impersonal y cargado de reglas tácitas. Frente a la incertidumbre, tendemos a fijarnos en los demás para decidir cómo actuar. Y si todos giran hacia la pared… bueno, ¡quizás no quieras ser el raro que mira a la puerta!

Descubre el experimento en acción

Para que veas este clásico en vivo (y te rías un rato), aquí tienes un video ultra famoso inspirado en el original: Conformidade Social ASCH – Experimento Elevador.
La escena resulta tan divertida como reveladora: un grupo comienza a hacer cosas extrañas dentro del ascensor y, poco a poco, la persona “víctima” acaba imitando todas las acciones, por absurdas que sean. Si quieres analizar al detalle la influencia social, ¡dale play!
¿Te imaginas tú solo en esa situación?
Mira este clásico del entretenimiento y la psicología:

(Gracias a Softwares Mentais por la serie gratuita ‘Psicología Aplicada’ y su explicación de este fenómeno).

¿Realmente somos tan influenciables?

La respuesta corta: ¡Sí! Y el ascensor es solo un ejemplo cotidiano. Según los expertos, la conformidad tiene dos grandes motores: el deseo de ser aceptados y el temor al ridículo. Es decir, muchas veces preferimos seguir al grupo antes que desentonar, aunque a nuestro cerebro le parezca una total locura. ¿Te imaginas girando hacia la pared en el trabajo porque todos lo hacen? ¡Absurdo… pero probable!

Un experimento, infinitas variantes

Lo más divertido es que el experimento ha sido replicado en todo el mundo, ¡y el resultado siempre es similar! Desde oficinas hasta paradas de autobús, la gente tiende a imitar el comportamiento del grupo aunque no tenga ningún sentido lógico.

El neurólogo Gregory Berns lo explica así en su investigación: actuar de forma diferente puede producir incomodidad, incluso a nivel cerebral. Eso explica por qué preferimos ser “extraños en grupo” antes que “cuerdos en solitario”. Si quieres profundizar más sobre por qué nuestro cerebro ama encajar, te recomendamos este fascinante artículo en La Mente es Maravillosa.

Del ascensor a tu día a día: comportamientos absurdos por doquier

A lo largo del día todos caemos, en mayor o menor medida, en el poder invisible de la conformidad social. Desde el modo de vestir hasta la reacción al escuchar una alarma, nuestro cerebro recopila pistas de los otros para actuar. Incluso modas virales tan extrañas como el maniquí challenge o el simple hecho de reír cuando otros lo hacen, nacen de los mismos mecanismos que el experimento del ascensor.

¿Podemos resistir?

Por supuesto, hay formas de combatir la presión de grupo. Los psicólogos recomiendan desarrollar pensamiento crítico y practicar pequeños actos de rebeldía (como no darle al “me gusta” en masa). Aunque, seamos honestos, ¡ser el único que baila en el ascensor requiere mucho valor!

Conclusión: Sube, observa… ¡y diviértete con la psicología!

El experimento del ascensor nos enseña que, a veces, nuestros comportamientos más absurdos tienen explicaciones tan lógicas como emocionantes. La próxima vez que entres en un elevador, observa bien… ¿seguirías al grupo o te animarías a romper la corriente?

¿Quieres seguir descubriendo los misterios (y absurdos) de la mente humana? Explora más artículos en nuestro blog y conviértete en el detective de los comportamientos cotidianos.