¿Estás preparado para descubrir una de las tendencias más excéntricas y surrealistas que han saltado de los rincones más insólitos de las redes sociales a la mesa de algunas personas? Si pensabas haberlo visto todo en el extravagante mundo de las dietas, espera a conocer “la dieta que exige hablarle a la comida antes de comer”. ¿Por qué alguien haría tal cosa? ¿Locura colectiva, atención plena o simple rebeldía contra el aburrido acto de engullir? Prepárate para reírte, asombrarte y, sobre todo, cuestionar tu próximo bocado. ¡Sigue leyendo!
La dieta más insólita del momento: mucho más que palabras
La dieta de hablarle a la comida antes de llevarla a la boca no es un simple reto viral. Este curioso comportamiento, que podría hacer que tus compañeros de mesa se cuestionen tu estado mental, encierra motivos más complejos (y hasta científicos) de lo que aparenta. Pero ¿en qué consiste exactamente y de dónde surge semejante idea?
¿Cómo funciona esta dieta?
La premisa básica es fácil: antes de comer cualquier alimento, debes dirigirte a él como si fuese una persona o tu crush platónico. Puedes agradecerle, preguntarle por su estado de ánimo o decirle lo delicioso que parece. Solo cuando hayas completado este diálogo (preferiblemente sin testigos indiscretos), puedes proceder a comerlo.
Ejemplo práctico: en vez de devorar ese trozo de pastel sin piedad, lo observas y dices en voz alta: “Querido pastel, gracias por existir y ofrecerme esta cálida sensación de felicidad. Espero que tu textura sea tan esponjosa como pareces”.
¿Por qué existen dietas tan absurdas?
Si bien podría sonar a broma, hablarle a la comida tiene raíces psicológicas interesantes. En la era del mindfulness, donde todo el mundo busca ralentizar el ritmo frenético de la vida, el acto de “dialogar” con la comida puede ser una forma extrema (y graciosísima) de practicar la atención plena y evitar el “comer emocional”.
Mindfulness extremo o performance absurda
Según expertos en comportamiento, practicar mindfulness ayuda a romper la rutina automática de comer sin pensar. Al forzar a tu cerebro a un ritual insólito, como hablarle a la comida, tu enfoque se redirige totalmente a lo que vas a ingerir. El objetivo final: ser más consciente, comer menos (se supone que entre risa y risa la ansiedad baja) y disfrutar genuinamente cada bocado.
Por supuesto, hay quien sostiene –con la ironía como bandera– que todo esto no es más que una performance social para conseguir likes en TikTok y comentarios en Instagram. Sea como sea, al menos garantiza un almuerzo memorable.
Cerebro, emociones y… ¿tomates conversadores?
Puede sonar descabellado, pero algunos psicólogos evolucionistas encuentran sentido a hablarle a la comida. Conversar con los alimentos, más allá de ser peliagudo, puede activar áreas del cerebro implicadas en la conexión emocional, favoreciendo una relación menos compulsiva y más agradecida hacia la comida.
¿Absurdos? ¡Más comunes de lo que imaginas!
Conductas «absurdas» como dar las gracias a una manzana o pedirle disculpas a una pizza antes de devorarla se inscriben en el extenso registro de rutinas raras pero útiles: desde quienes mastican cada bocado exactamente 33 veces hasta otros que solo comen alimentos cuyo color rime con el día de la semana. Y sí, hay hasta celebridades que aseguran hablarle a sus smoothies antes de beberlos.
La ciencia detrás del disparate
¿Funciona la dieta de hablar con los alimentos o es una simple moda pasajera (y viral)? Los estudios aún son escasos, pero los expertos coinciden en que todo lo que involucre frenar el acto automático de comer puede resultar útil para reducir la ansiedad, evitar comer de más y, de paso, ponerle cierta diversión a la rutina.
¿Hay riesgos?
Salvo que empieces a conversar con la nevera o que decidas llevar a tus espaguetis al parque de la esquina, el principal “riesgo” de esta dieta es que algún comensal contenga la risa o termine siguiéndote la corriente, lo que puede acabar en una sobremesa épica.
¿Se va a poner de moda hablarle al postre?
Con la constante búsqueda de dietas milagrosas y la facilidad con la que las tendencias absurdas se viralizan, es solo cuestión de tiempo antes de que tus redes sociales se inunden de gente recitándole poemas a su plato de verduras. Pero mientras tanto…
¿Extrañas consecuencias?
Cuando confundes la voz interna de tu estómago con la de la comida, el resultado es un cóctel entre la introspección, la risa y la eterna pregunta: “¿Soy raro o estoy a la moda?”. Lo importante es que, aunque la evidencia científica sea limitada, nunca está de más agregarle una pizca de humor y consciencia a tus hábitos alimenticios.
Bonus: ¿Por qué soñamos después de comer?
Y ya que estamos hablando con la comida, ¿no te ha pasado que justo después de comer te da un sueño irresistible? Pues no eres el único. El siguiente vídeo te explica por qué sucede esto (y sí, también podrías preguntarle a tu plato: “¿Por qué me estás dando sueño?”). ¡Dale al play y descúbrelo!
¿Sueño después de comer? ig:Pologuerreromed – #medicina #shorts #sabiasque
Conclusiones: Sentarse a la mesa nunca fue tan divertido
Podríamos decir que la dieta que exige hablarle a la comida es el paso definitivo en el camino hacia una alimentación más consciente… o el resultado de pasar demasiado tiempo en Internet. Sea como sea, es un recordatorio de que la relación con la comida va mucho más allá de calorías y nutrientes: también es un gran escenario para explorar el humor, el autoconocimiento y el placer de lo absurdo.
Si te animas a probarla, no olvides hacerlo con gracia y sin miedo al qué dirán. Y si no, al menos tendrás una buena anécdota para tu próxima sobremesa.
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