¿Qué pensarías si te dijeran que existe un coleccionista que, en vez de embolsar cromos de fútbol u objetos históricos, ha decidido guardar durante cuarenta años… su propia basura? No hablamos de obras de arte “basuriles”, ni de reutilización ecológica. Hablamos, literalmente, de residuos del día a día: envoltorios de caramelos, facturas, envases de yogurt, tickets y hasta cajas de pizza. Suena imposible, ¿verdad? Abróchate el cinturón (¡puede que te cruces con una montaña de tickets!) porque te llevaremos de paseo por esta rara y fascinante historia de “coleccionismo extremo”.
El origen de una “afición” inusual: ¿por qué alguien colecciona su basura?
Mientras muchos sueñan con encontrar monedas antiguas o cómics valiosos en el garaje, Dave O’Reilly—sí, así se llama nuestro peculiar protagonista—decidió empezar su singular colección allá por los años 80 en su casa de Estados Unidos. ¿La razón? Su respuesta desconcierta y fascina al mismo tiempo: “Quería una cápsula completa de cómo era mi vida cotidiana, lo bueno y lo malo, lo útil y… lo que tiramos sin pensar.”
¿Es esta extraña costumbre narcisismo, conciencia ecológica o puro arte conceptual? Para muchos, supone una mezcla completamente nueva dentro del universo de raras aficiones. Si te interesa descubrir otras colecciones extrañas, puedes explorar joyas del ingenio humano en coleccionismofreak.com.
¿Qué se guarda en cuarenta años de basura?
La montaña (no) mágica: inventariando lo inimaginable
Aunque cueste creerlo, Dave fue meticuloso desde el principio. Cada día, recopilaba sus desechos no orgánicos y los almacenaba en cajas perfectamente etiquetadas por año, mes ¡y hasta a veces por semana! Esto incluye desde envoltorios de bocadillos de 1985 hasta entradas de cine del estreno de Jurassic Park, cintas de casete inservibles, viejas tarjetas SIM e incluso latas de refresco ya extintas.
Al principio, su familia pensaba que era una fase. Sin embargo, según fueron apilándose las cajas, quedó claro que esto era algo mucho más serio. De hecho, ha llegado a contabilizar y clasificar cerca de 40.000 objetos a lo largo de cuatro décadas. ¿Alucinante, no?
Entre la arqueología doméstica y el arte moderno
Lo fascinante es que con su basura acumulada, Dave ha creado una suerte de “arqueología personal”. Según los expertos—y sí, varios museos han mostrado interés en sus cajas—este tipo de colección permite entender cómo cambian los hábitos de consumo, el diseño de envases y hasta los precios del pasado (¡qué nostalgia ver lo que costaba una chocolatina en 1991!). Esta perspectiva ha llegado incluso a inspirar proyectos ecológicos y exposiciones de arte contemporáneo, como las que puedes encontrar en curiosfera.com.
El desafío de conservar la basura: secretos de un coleccionista extremo
Del caos al orden: cómo clasificar residuos durante 40 años
¿Te imaginas intentar organizar tu vida entera en basura? El secreto, cuenta Dave, está en evitar acumulaciones orgánicas (por motivos evidentes de higiene) y priorizar materiales como papel, plástico y metal. Aun así, tuvo que combatir desbordes, visitas inesperadas de familiares perplejos y hasta negociar con su casero para que le “permitiera” conservar montañas de cajas en el sótano. ¡Una épica de la logística!
¿Hobby, arte conceptual o locura temporal?
Lo increíble es que, pese a las bromas y las críticas (“¡limpia tu cuarto!”, fue un clásico familiar), el coleccionismo de basura ha generado debates en círculos artísticos e incluso medioambientales. ¿Dónde termina la acumulación y empieza la colección? Para algunos, es un grito a favor del reciclaje y la memoria; para otros, una excentricidad fuera de control.
La mejor forma de ahorrar, ¿está en la basura?
Y si pensabas que todo esto era solo una “excentricidad acumulativa”, es momento de sorprenderte. Dave asegura que esta afición, en cierto modo, le ayudó a ahorrar dinero: al ver cuánto consumía y, en ocasiones, reusar ciertos embalajes y objetos. Pero mejor, veámoslo desde la perspectiva de una auténtica experta en economía doméstica. Descubre en el siguiente vídeo una reflexión sobre “La mejor manera de ahorrar dinero que podrás ver”. Las ideas que aquí aparecen te harán reconsiderar el valor de algunas cosas que pensabas tirar:
¿Ves? A veces, nuestra basura (al igual que la de Dave) puede ser una verdadera mina de oro o, al menos, de inspiración. Quizá no quieras llegar a los extremos de nuestro protagonista, pero un vistazo más atento a lo que desechamos ¡siempre puede sorprendernos!
El legado insólito: ¿qué será de la colección?
Tras cuarenta años, Dave O’Reilly ha decidido donar parte de su colección a museos locales y busca dejar su legado a futuros curiosos y amantes de la rareza. Algunos universitarios ya utilizan su archivo para estudiar los hábitos sociales y el diseño comercial desde la década de 1980 hasta la actualidad.
Su propósito final es mostrar, en una gran exposición, cómo aquello que consideramos residual en realidad narra historias esenciales de nuestra época. Quizá algún día, ver uno de sus envases vintage nos arranque una sonrisa… o nos inspire a empezar nuestra propia colección increíblemente rara.
¿Te atreverías a coleccionar tu propia basura?
El coleccionismo, como los límites del ingenio humano, no tiene fronteras. Tras conocer a Dave y su epopeya de residuos clasificados, cabe preguntarse: ¿qué otros hobbies sorprendentes aguardan ahí fuera? Si tienes hambre de más rarezas y aficiones extremas, no dudes en seguir explorando las increíbles historias que hemos reunido para ti en nuestro blog. ¡Quién sabe, quizás la próxima gran rareza esté a punto de comenzar en tu propia casa!